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Salvajes
10 septiembre 2012
Hace un momento hablaba por teléfono con un amigo que se dedica al mundo del cine y me decía: “Berta, me marcho a México, me doy de plazo seis meses, nos están echando del país, abiertamente…” El es un cortometrajista plagado de sueños y buenas ideas que necesita plasmar, expresar, mostrar… Necesita que le dejen hacer. El no es más (ni menos) que uno más, de tantos soñadores con ideas geniales, que no pueden desarrollarse por falta de apoyo a una cultura que se nos antoja escasa, casi inexistente…
E. B. Tylor decía que “la principal tendencia de la cultura desde los orígenes a los tiempos modernos era el tránsito del salvajismo hacia la civilización”. Pues bien, miedo me da pensar que nos estamos volviendo salvajes. Si en el desarrollo de un país prima el nivel cultural del mismo y la capacidad de cada individuo de desarrollo intelectual y personal, señores, déjennos nutrirnos de las riquezas artísticas de otros, de nosotros mismos, déjennos mostrar, captar, desarrollar, materializar ideas… Que seamos pobres pero no idiotas. Déjennos ser, no solo estar.
Lo que me parece desolador es que la palabra cultura, con todas las acepciones que integra haya tornado para muchos a algo utópico, si, suene a utopía, a imposible, a algo con un valor desmesurado que parece ser, nos resulta inalcanzable. Nos han hecho creer que nuestra moral, nuestra identidad se forma y conforma con otras cosas, que lo otro, está sobrevalorado, que nuestro desarrollo depende de un sistema “aprietagañotes” preocupado porque salgan las cuentas ante los leones de Europa… Que mas da lo demás. A un borrego se le maneja mejor que a un lince. En eso nos estamos convirtiendo.
No es mi intención ni mucho menos hacer apología de las artes como si fuera lo único que nos han recortado. Nos están recortando el ánimo, el espíritu, la energía, la vida … Unicamente (y no es moco de pavo) se me caen los palos del sombrajo al ver que, no solo nos han encarecido los días, sino que nos hallamos sumidos en una vorágine de desánimo creativo porque lo que tendría que verse no aparece y me sobran muchas cosas con las que nos rellenan como a un pavo.
Las grandes ideas están escondidas. No hay hueco. Y no es cuestión de dinero, ahí entran otros factores que todavía no alcanzo a entender… y los que las derrochaban y nos impregnaban de algo de calidad ya no están y si queda alguno, terminará por desaparecer. Porque lo bueno, “haberlo hailo” pero sin hueco… Y la morralla, aflora a borbotones como si, además de controlar nuestras vidas quisieran controlar nuestras cabezas.
Piel de burro para una pandereta que conforma lo que unos deciden que tiene que ser, lo que otros imperan que se tiene que ver… Más de lo mismo y menos de lo que hay más.
Si todo tiene un precio y, ahora más que nunca, no etiquetemos una creatividad de rebajas, unas ideas con descuento, no pongamos precio a una moral, a un pensamiento, a un querer hacer que puede convertirse en algo bueno. No le subamos el IVA al ingenio.
No nos deis un duro, ¡va! pero no queráis marcarnos como a una res ante los quehaceres y caprichos de unos que no son más que otra cabeza de ganado del rebaño en el que nos quieren convertir…
“A lo mejor me marcho contigo a México, Alvaro… a lo mejor solo me marcho…” Y colgué…